Sola...

2 Gotas de agua
¿Saben qué es lo que me vendría genial en estos momentos? Un chico interesante.
Mi vida tiene ya suficientes quilombos, enredos, lágrimas y enojos incontables. La pelirroja lo puede confirmar ¿Verdad? En fin... necesito algo que me distraiga, que me ponga pelotuda y opaque todo lo que estoy harta de escuchar una y otra y otra y OTRA VEZ. Las pocas personas con las que puedo hablar, casi nunca las veo. Hace poco cometí el error de terminar llorando en el lugar menos conveniente. Me arrepiento
bastante en estos momentos, pero no puedo cambiar el pasado. Trato de no pensar, por lo menos salio mejor de lo que esperaba. Sin em
bargo lo único que hicieron las personas que estaban ahí fue abrazarme y decirme "tranquila hermosa tranquila". No las culpo, pero el intento de consuelo sin entenderme no me gusta, prefiero estar sola. A veces pienso que las únicas personas que me entienden son mi tía que es una de mis mejores amigas, mi abuela que es la mejor del universo, la pelirroja que paso por cosas como las mías, y mi perro que es lo mas dulce y alegre que tengo. El detalle es que últimamente no puedo hablar con nadie, y las cosas están candentes. No sé... simplemente no me siento "feliz", últimamente estoy terriblemente bajo
neada y la escritura es una de mis salvaciones.
Lo peor es que se que en cualquier momento voy a explotar. ¡No puedo retener nada mas! Sin embargo cuando alguien pregunta como estoy siempre voy a contestar "bien" y ponerme una careta. Después de todo así es más fácil ¿no? Eso es lo que necesito una distracción para que cuando este sola algo me saque de hundirme en el abismo que últimamente estoy cayendo muy seguido...
A veces me siento sola

Gotas de sangre (Parte 5)

2 Gotas de agua



La esquivé con solo un segundo de diferencia antes de que sus colmillos penetraran mi garganta. Respiraba agitadamente por el miedo que sentía. No la podía ver. Pero sabía que seguía allí, en alguna parte ella estaba escondida esperando el momento justo para atacar. Pero poco me importó cuando descubrí que los inocentes ojos de la niña me miraba en busca de auxilio. La culpa se alojó en mi corazón y este la bombeaba a través de todo mi ser. Después de un parpadeo me encontraba junto a la pequeña, aunque antes de que la pudiera siquiera tocarla algo con una fuerza brutal me derribó. Era Ángela, sabía que era ella. Pero tenía casi quinientos años, lo que implicaba que era más veloz y fuerte que yo.Me giré desesperado por la seguridad de la pequeña y descubrí que esta se encontraba en su lugar. Fue cuando noté algo de vital importancia. Ella era la carnada. Ángela estaba jugando con migo como un gato lo hace con un ratón. Y en este caso yo era el ratón.
-Vamos cariño, sé que eres mejor que eso...
Su voz provenía de todas direcciones, lo que me hizo dar cuenta que estaba corriendo en círculos para que no pudiera detectar su punto exacto. No podía verla, pero la sentía en todas partes. Ella querí
a jugar, entonces jugaríamos.
Me erguí y traté de volver hacia la pequeña pero nuevamente me arrojaron a quince metros de distancia. Sin embargo algo había sido distinto. Entonces comencé a sentir un punzante dolor en mi brazo izquierdo. elevé la vista y descubrí una gran estaca de madera que atravesaba mi brazo. Sin pensarlo la arranqué de un tirón y un alarido de dolor viajó en el aire. La risa que antes me había parecido musical ahora me daba escalofríos y penetraba mis huesos. Era peligrosa.
Así que así funcionaba el juego... Cada vez que me acercaba para ayudar a la niña Ángela daba un golpe más duro que el anterior hasta, seguramente, matarme. Apreté los dientes ya que la sed no había desaparecido y me sentía extremadamente seco. ¿Qué se suponía qué debía hacer?
-¿Atacas y te escondes? ¿Tanto miedo te provoco? Sinceramente es el peor de tus juegos. Sabes que podrías hacerlo mejor, aunque pensándolo bien lo dudo mucho...
En el momento en que intentaba pararme me embistió arrojándome de nuevo al suelo e interrumpiéndome. Tosí para sacarme el polvo de los pulmones y reí para provocarla.
-En serio das pena.
-Algo que nunca vas a entender es que soy la caja de Pandora.
Sentí su cálido aliento en mi rostro y en sus ojos vi como su demonio se aceleraba cada vez más con la situación. Acto seguido me tomó del brazo herido mientras un nuevo alarido de dolor se producía en mis cuerdas vocales. La herida no había sanado todavía ya que se había producido con madera y esta retrasaba notablemente mi metabolismo antinatural. Pero me dí cuenta de algo que Ángela había pasado por alto, aún tenía la estaca en mi otra mano.
Me arrastró hasta estar junto a la pequeña quien parecía que iba a desmayarse en cualquier momento. Ap
reté los dientes y el nerviosismo se apoderó de mí.
-¿Quieres algo diferente? Entonces lo tendrás.
Tomó con violencia la muñeca de la niña mientras me mantenía inmovilizado en el suelo. Nunca despegó sus ojos de los míos. Con uno de sus alargados colmillos abrió un pequeño tajo en su piel y la acercó hacia mí. Sentí el dulce olor de su sangre y cómo mis colmillos se excitaban aún más y se alargaban a una velocidad alarmante. Todas mis venas ardieron al mismo tiempo. Dejé de respirar. No iba a matarla, no iba a hacerle daño, tenía que controlarme como fuera. Traté de moverme pero Ángela era demasiado fuerte para mí.
-Vamos... Solo prueba.
Dejó caer una gota de sangre en mis labios y sin poder evitarlo los lamí con desesperación. No sé con que fuerza pude detenerme y pensar que era la niña que quería salvar. Pero lo hice. Me detuve.
-Como quieras, más para mí.
Ángela llevó a su boca la diminuta muñeca abierta y la pequeña gritó y lloró del dolor. Tenía que ayudarla.
Si dios existiera estoy seguro de que fue él quien me ayudó a mí en ese momento...
Quien sabe de donde saqué la suficiente fuerza como para sacarme a la vampiresa de encima y sin mirarla clavarle la estaca en su corazón.
-Nunca fuiste buena observadora....
Su muerte fue ca
si instantánea. Luego de unos treinta segundos sus ojos quedaron vacíos y su piel había perdido el color. Me detuve a observarla durante unos segundos pero el olor a sangre me recordó que la niña estaba herida.
Al mirarla el alma se me cayó a los pies. Estaba blanca como el papel y apenas respiraba. Era uno de sus últimos suspiros. Alarmado mordí mi muñeca mientras tomaba con cuidado su cabeza y la ponía en una posición para que pudiera beber mi sangre. Ángela me había enseñado la forma de curar y la forma de conversión. Eran casi iguales pero si la niña moría con mi sangre en su sistema despertaría como vampiresa...
La pequeña bebió con ganas y de un segundo a otro murió...
La sostuve mientras mis lágrimas caían en sus mejillas ¿Qué había hecho? Pasaron las horas y nada pasaba... Estaba a punto de levantarme cuando la pequeña de tirabuzones rubios se despertó dando una bocanada de aire. La acaricié para que se calmara y tuve éxito. Sus ojos me miraban, pero no con miedo, sino más bien parecía agradecida.
-¿Como te llamas pequeña?
-Molly...-Su voz era dulce y tierna.
-Bienvenida Molly...









Espero que haya gustado! Opinen que todo sirve!!!!

Gotas de sangre (Parte 4)

2 Gotas de agua
El pánico me invadió ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Salvar a la niña? ¿O seguir mis instintos y devorarla sin piedad?
Sin tardar un solo segundo más tomé con firmeza la muñeca de Ángela y esta, sorprendida, me miró con extrañeza. Fue entonces cuando un musical ruido comenzó a salir de sus cuerdas vocales. Se reía.
-Si no la drenas vos, lo voy a hacer yo.-Se estremeció y se lamió los colmillos con ansias.-Se me hace agua en la boca con solo pensarlo...
En sus ojos brillaba el demonio sediento de sangre. Pero no iba a permitir que ningún daño le ocurriera a la niña. Con solo ese pensamiento mi garganta comenzó a secarse y la sequía perforaba mis venas. Apreté aún más la muñeca de mi compañera, lo que provocó que esta riera de una forma diabólica.
-No te atrevas a tocar a la niña.
No podía creer que esas palabras con tanta ferocidad y desprecio hacia Ángela salieran de mi boca. Yo la amaba ¿o no?.
Ya no estaba seguro, ¿por qué ya no me sentía así?. Pero no me podía permitir pensar así, no en ese momento. Apreté su articulación aún más y con una velocidad sobrehumana la inmobilizé contra el pino más grueso y cercano. Incluso el mismo árbol crujió ante el impacto.
Ángela no hacía más que reír. Ni siquiera se defendía. Extendió su brazo libre y me acarició los labios burlonamente. Sin embargo la ira hervía en mí ¿Por qu
é?. Con violencia aferré su mano posada en mi rostro y la sostuve. Sabía que esto para ella no eran más que cosquillas y que podría matarme con una mano si lo deseaba.
Pero iba a tener que pasar sobre mi cadáver para llegar hasta la niña...
-El pequeño se reveló...
Sonrió y observé como sus colmillos se alargaban a una velocidad alarmante hasta llegar casi a su barbilla, para luego abalanzarse sobre mí.




Próxima parte el sábado...

Gotas de sangre (Parte 3)

3 Gotas de agua

Estaba a punto de abalanzarme sobre ella cuando dolor punzante en la pantorrilla izquierda me obligó a dejarme caer de rodillas. Por instinto propio me di vuelta y mostré mis colmillos mientras dejaba al descubierto la cólera que crecía dentro de mi a una gran velocidad. Pude observar a un hombre tembloroso que sostenía con miedo una escopeta y no dejaba de apuntarme a la cabeza.
-¿Qué eres?-Su voz se quebraba y sus ojos se desviaba cada dos segundos al cadáver y hacia la niña.
-Nada que hubieras querido conocer.
Me abalancé sobre él y solo lo golpee, no me importaba. Un leve ruido metálico me indicó que la bala había salido de mi sistema y se encontraba en el suelo, parecía que nada nunca me había ocurrido.
La tentación de la sangre joven hacía que me pusiera violento y ansioso por absorber hasta la última gota. La niña se hallaba acurrucada en el suelo llorando silenciosamente. Parecía que antes de que llegara hasta donde se encontraba iba a morirse de un infarto. Sin embargo no pude avanzar más. Una emoción humana inundó todo mi ser. Culpa. Más bien pena... esa niña me recordaba a mi hermana menor... No podía hacerlo. Simplemente no podía, ¿Qué me pasaba? Yo había elegido la transformación, ya no soportaba el vacío que había dentro de mí por la perdida de mi familia en un accidente. Del cual solo yo había sobrevivido. No podía sacar de mi cabeza que había sido mi culpa, y solo mía. Después de todo había sido yo quien había echo enojar a mi padre y por distracción ocurrió lo que ocurrió.
El solo mirar directo a los ojos de la inocente niña hacía que hubiera una guerra en mi interior.Por un lado mis emociones humanas (que se suponía que habían desaparecido) y por el otro mi lado vampiro que era la parte más salvaje y hambrienta.
Me encontraba con los pies descalzos clavados al suelo. No podía siquiera pensar en la idea de que algo malo le ocurriera. La mano de Ángela me tomó por el cuello y tiró de mí unos centímetros para atrás. La observé y descubrí que no me miraba a mí, sino más bien me apartaba de su camino. Se estaba relamiendo. Iba a atacar a la niña...

Gotas de sangre (Parte 2)

2 Gotas de agua

Cuando absorbí hasta la última gota de sangre del sexto cuerpo, aún sentía sed. Era un hambre insaciable. Si algo positivo podía sacar de todo esto, es que ahora podía hablar sin problema. Ahora sentía mi garganta más a gusto y relajada. Miré a mi al rededor y una punzada de repugnancia y culpa me embistió. Todos los cuerpos se hallaban en el suelo sobre un char
co de sangre y sus cuellos torcidos en una posición antinatural. Parecía casi transparentes. Torcí un gesto y fruncí el ceño. Ángela se acercó a mí y me abrazó rodeándome la cintura por la espalda.
-Es tu naturaleza ahora... Y por ser un recién nacido de la muerte vas a sentir mucha hambre, por lo cual debemos buscar más personas. Hay muchos campistas esta noche.-
Me susurró al oído de una forma tan provocativa que no pude resistirme al deseo.
Giré dentro de sus brazos y la besé como nunca antes había podido. Ella rodeó mi cuello con sus brazos y deseé que ese momento nunca acabara. Pero ahora teníamos toda una eternidad para nosotros y mi ansia por la sangre no sesaba. Cuando nos separamos noté que ahora sus labios y parte de su barbilla estaban teñidos de rojo. Pasé mi manga sobre mi boca y esta terminaron igual que el rostro de mi novia vampiro. Avergonzado limpié lo más que pude mi boca, pero Ángela me detuvo. Se acercó y volvió a besarme.
Un tiempo incontable después fuimos tras otros campistas que no estaban muy lejos de allí. Esta vez se trataba de un hombre que se encontraba junto a una fogata, solo. Antes de que pudiera reflexionarlo mi objetivo estaba muerto y mis colmillos se hallaban enterrados en su garganta. Un hilo de sangre se filtraba pos mis labios pero no me detuve a limpiarlo.
Fue entonces cuando una pequeña niña rubia con ojos soñadores y tirabuzones salió de la enorme carpa azul a unos cinco metros de mí y gritó de una forma tan aguda que daño mis sensibles oídos. Me asusté. Había matado a su padre... Pero mi deseo por su sangre era aún mas grande que mi miedo...


Próxima parte el viernes...

Gotas de sangre

3 Gotas de agua

Con una gran bocanada de aire me desperté. Me sentía increíblemente hambriento, más bien sediento, parecía que mi lengua era un lija. Intenté tragar saliva y un ardor corrió por mi garganta a una gran velocidad. Mis sentidos estaba extremadamente agudizados. Eran altas horas de la noche y la oscuridad no era un obstáculo para mi vista, la ciudad se encontraba a un par de kilómetros pero podía escuchar la bocina de los autos reclamando su paso a través del tráfico. Estaba ansioso. No paraba de moverme mirando a mi alrededor. ¿Dónde estaba ella? Me paré y mi mano se clavó en un árbol junto a mí, como si tuviera vida propia. Estaba intentando cazar una ardilla que había pasado por allí, pero perdí el interés cuando la esbelta figura de Ángela apareció en un abrir y cerrar de ojos. Me miraba curiosa y divertida. Era una de las mujeres más hermosas que había visto. Era alta y delgada con una melena castaña y ojos tan azules como el mismo océano.
-¿Una ardilla? ¿De verdad?- Rió entre dientes y por culpa de un pestañeo no pude ver cuando corría hacia mí. Solo se que un segundo después se encontraba a un palmo de mi cara.
Quería responderle, de verdad. Pero era tal mi sed que no podía hablar y era tal su belleza que no podía despegar los ojos de los suyos, perdiéndome en la inmensidad de su penetrante mirada. Tomó mi mano y me arrastró a toda velocidad hacia el sur. Parecía mentira que pudiera correr con la rapidez de un rayo y ver todo con suma claridad y detalle. Cada vez era más y más alta la velocidad que levantábamos hasta que en un momento paramos en seco y me sorprendió que eso no me afectara en lo más mínimo. Son
reí ante el acto y observé mi entorno para descubrir donde nos encontrábamos ahora. Sin embargo antes de que pudiera observar con cuidado el olfato me había revelado que estaban asando carne. Era un campamento.
Habían al rededor de seis hombres tomando cerveza y riendo. Sentí como mis colmillos se alargaban por la excitación y me punzaban las encías. Poco me importó. Corrí sin detenerme a pensar un segundo y les partí el cuello a todos los que se encontraban allí antes de que siquiera lo hubieran notado. Tomé a uno de los campistas y extendí su cuello para descubrir la yugular. La gran vena se extendía en unos de los laterales de su garganta y aún la sentía palpitar débilmente. Por instinto mis colmillos ardieron y se extendieron aún más. Sentir como estos se clavaban sin esfuerzo alguno en la tensa y suave piel cálida de mi víctima, hizo que me estremeciera de placer y alivio al notar como la caliente sangre calmaba mi tortura. No podía detenerme, debía drenar hasta la última gota de sangre del campista.



Próxima parte mañana...


Y va con dedicatoria ;)

Fucking perfect to me

0 Gotas de agua

Pretty, pretty please
Don’t you ever, ever feel
Like your less than
Fuckin’ perfect.
Pretty, pretty please
If you ever, ever feel
Like your nothing
You’re fuckin’ perfect to me.


Odio no poder Odiarte

1 Gotas de agua
Odio como me hablas
y odio tu corte de pelo
Odio como conduces mi auto
y como me miras sin recelo
Odio tus enormes botas
y como lees mi mente
Te odio tanto que me enferma
hasta me hace rimar
Odio cuando tienes razón
Odio cuando me mientes
Odio que me hagas reír
incluso más que me hagas llorar
Odio no verte la cara
y que no me hayas llamado
Pero más odio no odiarte...
ni un poquito
ni un ápice
ni un nada





By: la película "10 cosas que odio de ti"